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Eufemismos y disfemismos

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Las cosas por su nombre , por favor.

“Debido al conflicto armado en Siria, Europa se enfrenta a una crisis de refugiados”.

“Se acaba de descubrir una apropiación indebida de fondos públicos”

“Vamos a atender el mandato democrático”

“Cada año aumenta la movilidad exterior de nuestros jóvenes”

“Firmado otro procedimiento de ejecución hipotecaria”

“El gobierno de (….) ha realizado ataques preventivo en (…)”

“En breve se procederá a la actualizacion de precios del servicio de la luz”

“Los trabajadores de la planata de (…) se enfrentan a un expediente de regulación de empleo”

 

Me atrevería a afirmar que muchos de vosotros, lectores de este artículo, estáis muy familiarizados con las expresiones que acabáis de leer, y es que los hechos que narran son de plena actualidad. También me atrevería a afirmar que para muchos de vosotros los vocablos que he usado no despiertan sospechas, y es que no han de hacerlo de por si. Mi reflexión se dirige hacia la instauración en el uso del lenguaje publico, al que accedemos a través de los medios de comunicación principalmente, de cada vez más palabras y expresiones biensonantes, las cuales sustituyen otras palabras. Tales palabras se las conoce como eufemismos y su uso se concentra entro los cargos políticos, los cuales nos ofrecen una lectura de la realidad más agradable. Claro, me digo a mis mismo, es preferible escuchar apropiación indebida a robo. Es mas suave para los oídos y el corazón escuchar refugiados sirios que personas sin refugio que huyen de su hogar para no morir. Es mas sano para el corazón y el sistema circulatorio escuchar que los trabajadores de tal planta de producción se enfrentan a un expediente de regulación a escuchar que han despedido a X trabajadores. Provoca más tranquilidad escuchar que nuestro políticos atenderán al mandato democrático de las urnas que escuchar que los harán lo que han prometido hacer pese a las consecuencias. Hasta parece una buena noticia saber que nuestros jóvenes se han vuelto unos viajeros, guiados supuestamente por las ganas de explorar el mundo, conocer nuevas culturas y aprender idiomas. No lo es ciertamente cuando muchos han de emigrar para labrarse un futuro, lo que a mi entender supone la evidencia de un fracaso, así como la frustración por no poder desarrollar una carrera profesional.

 

A su vez se está instaurando la tendencia contraria, la del uso de palabras y expresiones malsonantes, despectivas o/y deliberadamente insultantes, tales como “populismo” “anti sistema”. Un claro y vergonzoso ejemplo lo tenemos el en debate de investidura del gobiernos de España, lleno de descalificaciones.

En fin, personalmente creo que a las cosas y a los hechos se les ha de llamar por su nombre, sino acaban desvirtuándose, perdiendo el impacto emocional que muchas palabras suscitan, y con ello el progresivo adormecimiento de las personas y de la sociedad.

 

Por favor, señores políticos, periodistas, comunicadores, tertulianos, entre otros. Digan a las cosas por su nombre.

 

Mi reacción es mayor ante las palabras robo, guerra, supervivencia, desalojo, paro, etc. quizás algún día ante tales palabras, reflejo de un mundo cada vez más deshumanizado, encontraré la fuerza para poder actuar.

Darío Nogués
http://darionogues.net/
Terapeuta Gestalt, psicodramatista, hipnoterapeuta, profesor de Yoga y facilitador de Tarot escénico.
Estudiante del grado de psicología en la UOC.
Especializado en procesos de apoyo al duelo y duelo por suicidio.
Especializado en el estudio, conocimiento y uso de los sueños como vía de desarrollo humano.

 

Podéis enviar las consultas y sugerencias para esta sección a  dnoguesd@gmail.com redaccio@infoanoia.cat.

 

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