Inici Blocs Estatuas de sal, el precio de no seguir la “llamada”

Estatuas de sal, el precio de no seguir la “llamada”

COMPARTIR

[Img #24672]Hace unos años, contando a día de hoy más de 10, y supongo que como muchas personas lo han podido sentir, aunque solo haya sido una vez a lo largo de sus vidas, percibí una «llamada» que provenía de mi interior, a la cual decidí seguir, primero de todo escuchándola, para seguidamente responder y hacer un cambio radical a mi vida.

 

En el articulo de hoy quiero reflexionar sobre lo que implica no seguir el fenómeno que he citado en el párrafo anterior, enunciado como «la llamada», pero que bien puede citarse con otras palabras tales como «intuición», «sabiduría interna», «la vocetita interior», «el guía», amor», etc.

 

Para ello quiero hacer referencia a un suceso Bíblico, el cual narra que un ciudadano de Sodoma llamado Lot es advertido por dos Ángeles, enviados por Dios a destruir las ciudades de Sodoma y Gomorra, a que abandone la ciudad junto con su familia, sin que miren atrás ni se detengan en el camino, pero en la huida y despues de la que ciudad quedara destruida, la mujer de Lot se giró y quedo convertida en una estatua de sal.

 

Este pasaje, al margen de adentrarnos en su certeza históricas, me parece profundamente esclarecedor, entendiéndolo como una advertencia de las posibles consecuencias y del precio a pagar por no seguir «la llamada», una llamada que trasciende al Ego, que puede significar, en muchos de los casos, que la persona, simbólicamente se convierta en una estatua, y no cualquier tipo de estatua, sino de sal. En época del Imperio Romano, varias ciudades enemigas del Imperio, tras ser sitiadas y arrasadas, fueron cubiertas por sal. Para que la tierra se volviera yerma, sembraban la tierra con sal, con lo que ni un ápice de vegetación volvía a crecer.

 

Y qué relación guarda el relato Bíblico con el tema que he planteado en un principio. Ahora bien, aquellos que hemos sentido esta vocecita interior, la cual nos indica, en muchos de los casos, dejar atrás lugares, personas, ocupaciones, hábitos, creencias, sentimientos y ciertas prácticas sociales, nos encontramos ante un gran reto, lo desconocido ante los ojos y el horizonte lleno de incertidumbres, inseguridades y miedos. Llevando la mirara hacia atrás se mantiene la falsa seguridad de habitar un espacio confortable, que no por ello de comodidad, sino que éste supone los límites físicos y psicológicos en los que la persona se siente protegida y segura. Hasta el refranero nos aconseja a que conservemos lo conocido; «Más vale malo conocido que bueno por conocer».

 

Pero ni silenciar, ni negar el dictamen de «la voz interior» hacen que esta desaparezca. Es en este punto donde empieza parte del drama de muchas personas, drama con consecuencias, ya lo creo, las he sufrido personalmente y las atiendo en mi practica profesional, drama en el que las personas empiezan a convertir en estatuas de sal. Éstas, que niegan su propia sabiduría interior, por llamarlo de alguna manera, están negando su propia evolución, cuyo potencial queda interrumpido. Más que crecer, su camino es marquitarse. Estas personas prisioneras, ya sea por aspecto materiales (hipoteca, posesiones a mantener), por lazos sentimentales o incluso de las apariencias que han de conservar, se verán incapacitados de desplegar su potencial creativo y con ello tener la capacidad de desarrollar un nuevo punto de vista diferente de los acontecimientos, con lo que tendrán más capacidad de encontrar alternativas y soluciones a los problemas que la vida naturalmente trae. Estas personas que no sienten amor ni empatizan con el sufrimiento de otras, resultando ser personas con poca tolerancia en el sentir, se van deshumanizando. Y personas que viven una vida sin sentido, más bien como autómatas, atendiendo a las responsabilidades que como miembro de la comunidad hay que atender.

 

Según mi entender estas son las estatuas de sal de los tiempos que habitamos, figuras que sufren de ansiedad, de depresión, de sentimientos de pérdida, de desasosiego, de falta de vitalidad, a las cuales , la vida se les escurre como el agua entre los dedos de las manos ya que su propia sabiduría interna es negada o silenciada, o conscientemente no atendida.

 

Ya para acabar mi reflexión quiero citaros un párrafo del libro «Mi credo» de Hermann Hesse:

«El credo al que me refiero no es fácil de expresar con palabras. Podría explicarlo así: creo que, a pesar de su aparente absurdo, la vida tiene un sentido, y aunque reconozco que este sentido último de la vida no lo puedo captar con la razón, estoy dispuesto a seguirlo aun cuando signifique sacrificarme a mi mismo. Su voz la oigo en mi interior siempre que estoy realmente vivo y despierto. En tales momentos intentaré realizar todo cuanto la vida exija de mi, incluso cuando vaya contra las costumbres y leyes establecidas. Este credo no obedece órdenes ni se puede llegar a él por la fuerza. Solo es posible sentirlo»

 

Espero que este artículo os haga reflexionar.

Hasta la próxima

Saludos cordiales.

 

 

Darío Nogués

http://darionogues.net/

Terapeuta Gestalt, psicodramatista, hipnoterapeuta, profesor de Yoga y facilitador de Tarot escénico.

Estudiante del grado de psicología en la UOC.

Especializado en procesos de apoyo al duelo y duelo por suicidio.

Especializado en el estudio, conocimiento y uso de los sueños como vía de desarrollo humano.

 

Podéis enviar las consultas y sugerencias para esta sección a dnoguesd@gmail.com redaccio@infoanoia.cat.

 

COMPARTIR

FER UN COMENTARI

*