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Es imposible no comunicarse

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Hace unos días me encontraba en una terraza de Badalona tomando un café con leche, a lo que con apenas contados varios minutos, un grupo de tres mujeres,  cuya edad superaba los 65 años como mínimo, se sentó en una mesa que quedaba libre, situada justo al lado de la que ocupaba.

 

Dada  mi naturaleza  curiosa,  junto al volumen, más bien elevado de sus palabras,  me resultaba poco costoso prestar atención a su conversación, mientras conversaba con mi compañía.

 

Pronto advertí algo curioso en la forma en que se relacionaban, y es que hablaban una detrás de la otra, respetando el espacio de silencio y vacío que las palabras necesitan para que tomen todo su brillo, aunque sinceramente, se daba otro hecho para mis más curioso, y es que cada una de las tres señoras hablaba sobre si misma, como si fueran pensamientos propios y de cada una los que se hacían  perceptibles a oídos de los demás. No es que esto me parezca extraño, para nada, expresándome de forma sincera, me gustaba observar el respeto por el espacio y el tiempo de cada una de sus intervenciones en su encuentro, hecho que más bien sucede poco, a mi parecer.

 

Lo que realmente encontraba peculiar era que apenas había un flujo articulado de palabras , las cuales fueran representantes del adhesivo visible solo a los oídos, las cuales unen  experiencias, pensamientos, valores y sentimientos, como mínimo, dando la impresión de que no mantenían una conversación que unificara el espacio de su psique, como pueda ser cualquier otra, establecida como mínimo por dos personas.

 

La curiosa forma de comunicarse de dichas señoras, bien podía no necesitar a ninguna de las dos  restantes ya que, eso si, atendiendo a un orden, cada una hablaba sobre sus asuntos personales, pero bien podrían también haberlo hecho como uno de los solitarios más famoso de la historia de la narrativa, en cuya última adaptación cinematográfica titulada “Naúfrago”, Robinson Crusoe se inventa un testigo y solo receptor de sus pesares, el Sr. Wilson.

 

 

Volviendo al grupo de señoras, efectivamente, su comunicación era unidireccional, e hipotéticamente con poca recepción de los contenidos que se expresaban, o dicho de otra forma cada una de las tres señoras hablaba (comportamiento) de lo suyo sin atender al contenido de las otras.

 

 

Ahora bien, llegados a este punto, el contenido de sus palabras no eran de interés, siendo su comportamiento lo más atrayente para mi, dándome motivos para reflexionar y tomar más consciencia de los factores que influyen en la comunicación entre dos o más personas. Y es que he observado una pauta en nuestra forma de comunicarnos, y con esto estoy haciendo referencia a la conducta de la comunicación humana, por delante del contenido de la comunicación, la cual está bastante extendida, por lo que observo, y que voy a tratar de resumirla para después hacer mis conjeturas.

 

 

Iniciando mis reflexión de lo mencionado hasta el momento, y en estas lineas constato  el  comportamiento de la interrupción comunicativa. Matizando el concepto de la interrupción, personalmente la definiría como el  efecto de detenerse el fluyo comunicativo entre dos o más personas. Este cese del  corriente comunicativo, como mínimo lo definiría de dos grandes formas. Una es fácilmente observable. La podemos ver en los debates televisivos, tan de moda en nuestros días, o bien se puede vivir en primera persona, cuando el interlocutor interrumpe a media frase para hacer referencia a lo suyo propio. La otra forma de interrupción, al contar con un más que elevado componente de acontecer intrapersonal, o sea, que se da como experiencia interna a la persona, no es tan objetivamente observable. Corresponde al cese absoluto o descenso de la atención necesaria para que se de la escucha, y es que oír no es lo mismo que escuchar.

 

Ambas formas de interrupción tienen  el mismo resultado, la no comunicación efectiva y afectiva. Este hecho, a mi forma de entender y procesar los acontecimientos, nos pone en la tesitura de correr  el riesgo de establecerse relaciones interpersonales más destinadas a cubrir las carencias propias, así como evitar afrontar emociones, pesares y cuestionamiento vitales personales. También nos  coloca ante modelos de relación de dependencia y por lo tanto asimétricos.

 

 

En fin, mejor dicho, en inicio,  los seres humanos, como especie, nos caracterizamos por nuestra capacidad de adaptación y manejo del medio. Es posible que en relación al hábitat nos haya sido indispensable para sobre vivir. En lo social, las disputan entre individuos, familias, vecinos, colectivos, naciones, están a la orden del día, quizás sea ya momento de empezar a escuchar.

 

Espero que este artículo os haga reflexionar.
Hasta la próxima
Saludos cordiales.

 

Darío Nogués
http://darionogues.net/
Terapeuta Gestalt, psicodramatista, hipnoterapeuta, profesor de Yoga y facilitador de Tarot escénico.
Estudiante del grado de psicología en la UOC.
Especializado en procesos de apoyo al duelo y duelo por suicidio.
Especializado en el estudio, conocimiento y uso de los sueños como vía de desarrollo humano.

Podéis enviar las consultas y sugerencias para esta sección a  dnoguesd@gmail.com redaccio@infoanoia.cat.

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