Inici Dario Nogués Un día cualquiera como cualquier otro día

Un día cualquiera como cualquier otro día

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Darío Nogués

Queridos lectores.

Lo que quiero dejar plasmado en este escrito son algunas de las imágenes que hoy han capturado mis retinas durante el transcurso de casa hasta el trabajo, siendo de menor importancia el día de la semana que es.

Parece ser que cuantas más persona ocupan un mismo espacio, más situaciones insólitas se dan, y como el observar mi alrededor es fuente de inspiración, usaré la misma para este escrito.

Como cualquier otro día; Andando por las calles del barrio de Gracia en Barcelona y de camino al metro, grupos de turistas ocupan el ancho de la calles, conversando entretenidamente y deteniéndose ante los escaparates.

Veo personas sin hogar, algunas familiares para mi, las cuales ocupan, casi de forma milimétrica el mismo lugar día tras día.

Veo personas que comen, ya sea sentadas en un banco o andando, a pocos metros de las persona sin hogar, otras que pasean a sus perros, otras que esperan. Otras que llevan a su hijos, supuestamente, al colegio, veo caras que ya no son extrañas al verlas cada día a la misma hora.

Veo a ciclistas por las aceras esquivando a los viandantes, y más viandantes que se apartan para no ser atropellados por los ciclistas, también somos muchos los que andamos por la calzada.

Veo la chica de la frutería montando la parada, persianas de algunas cafeterías a medio abrir con sus camareros haciendo el café y el cigarro al lado de las mismas, mientras otras llevan ya rato sirviendo desayunos.

Veo el camión de los servicios municipales de Barcelona limpiando las calles, la furgoneta del Bicing reponiendo bicicletas en la parada de la plaza de la Virreina, y camiones varios descargando mercancías.

Veo personas moviéndose, cruzándose sin apenas mirarse, veo caras serias, largas e inexpresivas. Veo que los colores de las prensas que visten son básicamente el azul y el negro, veo pasos veloces.

Lo que que he podido observar en esta mañana cualquiera es lo mismo que en cualquier otra mañana. No deja de asombrarme que las mismas escenas se repitan tanto en este punto de la ciudad como en cualquier otro, ya sea lunes, jueves u otro día. Esto es lo que me sorprende, que convirtamos parcelas de la vida en patrones fijos, en acciones que se vuelven automáticas. No me estoy sorprendiendo por la necesidad del ser humano de economizar, sino en el coste, que a mi parecer pagamos, y es que echo en falta que las personas nos miremos solo por el gusto de mirarnos. Echo en falta esos buenos días dados por parte de personas desconocida. Echo en falta expresiones alegres y colores que vistan las calles.

Quizás no me esté dando cuenta de una nueva realidad social que se está gestando, que la sintetizo de esta forma; Del “hommo autonomo” al “homo automata”.

Muchas gracias.

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